Celia trabaja en casa de Doña Josefa desde hace veinticinco años. Doña Josefa siempre dice que Celia es parte de la familia, porque todos la quieren y hasta le regalan dinero cuando es su cumpleaños o navidad. Celia se encarga de todo en la casa: limpia y trapea, hace la comida, lava y plancha, y hasta les lleva quesadillas a todos cuando ven la televisión. Celia sólo sale los domingos y no le han dado vacaciones en mucho tiempo, tanto, que ya ni se acuerda. Doña Josefa le dijo que a los 65 años se debe retirar y aunque la van a extrañar, así es la vida. Pero Celia sabe que nadie le va a dar una pensión, ni seguro médico, así que prefiere seguir trabajando, aunque le duelan las piernas todo el tiempo.